Estas granjas están diseñadas para funcionar como sistemas cerrados, donde los desechos orgánicos se utilizan como alimento para los animales o como fertilizantes para los cultivos. Además, se implementan prácticas de reciclaje y reutilización de agua para minimizar el consumo de recursos naturales. Las granjas circulares son una alternativa sostenible a la agricultura convencional, ya que reducen la contaminación del suelo y del agua, y promueven la biodiversidad.